jueves, 29 de septiembre de 2011

Si no es la muerte blanca y frágil


Te escribo por todo tu cuerpo y los instantes
conservados que aumentan a la sombra
de este lugar caníbal.
Te dibujo por encima del silencio
que frecuento
si atravieso espejos infinitos,
porque
eres allí el movimiento perdido en las palabras
que regresan
hacia el borde de la nada 
y porque eres aquí
la distancia débil que va
de tu recuerdo al espacio.
Te construyo de humo,
te imagino acariciando el disfraz de mi propia silueta.
Te separo del mundo
 y te convierto
en el ritmo prodigioso al que estalla la luz
con símbolos que sólo a mí me pertenecen.
Trazo por el aire
el universo entero de tu huella.
Sostengo con la punta de los dedos
los minutos rotos
y  busco a la deriva el norte del que huyes,
la forma que no existe, el tiempo puro,
el horizonte intacto,
pero si no es la muerte blanca y frágil de tu pelo
es el viento desgarrando en mi conciencia alguna nube,
es la voz que no pronuncias  
cada vez que llueve o
cada segundo quebrado,
es la inocencia desnuda ante el conocimiento salvaje
del amor,
son los cadáveres de las estrellas
que señalan
entonces tu paisaje.
 

martes, 20 de septiembre de 2011

Disimularte


Disimularte cada amanecer de septiembre
es aparentar que no sucedes en el centro exacto de la vida,
es pretender
que nunca has sido tú,
que nunca fue tu rostro en la ventana
y que no eres
 el segundo en que la luz mata las sombras,
que jamás supe tu nombre, tu ciudad de origen y
ningún dato real de tu existencia,
que no conocí tus labios de agua
ni el sabor azul de la inmensa geografía de tu cuerpo.
aunque nada cambie,
aunque el viento ahora lleve
la ciudad sumergida que está dentro de nosotros
y diga que estás siendo favorecida por las estrellas.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Adoro...


Adoro sentirme podrido y recordarte en esta sombra
porque en esta sombra existo y construyo tu recuerdo;
y te amo se escribe te recuerdo
pero sólo puedo recordarte si te vas,
y amo a la mujer que tiene tu rostro y no eres tú,
y muero sin ti, pero atravieso la noche.

Mi amor,...


Mi amor,
aunque fuera posible
tocarte en el vals que viene después de la tormenta,
los poemas más viejos del mundo nos dirían
que hemos acabado con los pájaros,
que no hay pájaros,
que ya nadie predice la lluvia
en las mañanas grises que pasamos el uno frente al otro,
como ahora, sonriendo
y sin nada que hacer.

Era octubre...


Era octubre, y supiste
que nadie moriría tantas veces como nosotros
en mi imaginación,
y que sólo tú irías conmigo al fondo de mis versos
porque todas las sombras se convirtieron en pájaros celestes.
Era octubre.
Mirabas por el cristal
el rincón donde te amo
cuando la lluvia cae sobre tus medias.
Y dijiste..siempre
es octubre.
Siempre observo cómo se deslizan tus lágrimas 
por el sur de mi cerebro.

Y ahora mis sueños caen ante la oscuridad
como cuchillas sin rostro en el papel.

... pero quién atravesó la sombra...


... pero quién atravesó la sombra que persigo
aún con el cerebro,
y me araña por detrás del aire
cuando el aire escuece sonámbula la luz
y tu nombre
bajo la lluvia desciende contra las estrellas...

...muerdo por el aire...


...muerdo por el aire tu inmensa boca fina
asustado muñeco frío denso animal tristeza
tus pechos mojados sobre nieve que sube
de lejos canciones
una corriente de esperma fluye a mi cerebro
lento vals de madrugada escrito en posición fetal
ya sé tu nombre he roto el poema
he regresado a casa por fin.

Ahora que tan sólo...


Ahora que tan sólo el desgarro de la sangre
-no mi carne atrapada en él-,
cubre con símbolos esta página en blanco
y la vida es el poema que no se escribe ante el espejo
pero devuelve su luz, tu luz, – la mía-;
porque dentro de mi cabeza está tu cabeza
y no es ella quien siente que atraviesa
tu nombre como el último rincón de lucidez
entre sus brazos, y sin embargo soy yo
quien devoro mi alma contra el abismo.

Atardece antes de recordarte...


Atardece antes de recordarte
y después de lloviznar sobre París, Patricia,
marzo en la longitud de la calle
TRISTESSE
cubre mis ojos de luces reduciendo
la ciudad al infierno que derramas
Y TU HERMOSURA ES PROPORCIONAL
AL ACTO DE SUICIDARSE
Y TU PODER RESIDE EN LA CAVIDAD
QUE HABITA ENTRE TUS MUSLOS.

sangras como si fueras...


sangras como si fueras
la hija de una noche densa instantánea
copulada en alguna cicatriz
donde el amor es más negro incluso que tu paladar,
sangras como si dentro de tus brazos
 el universo estuviera a punto de quedarse sin estrella,
como si todo fuera áspero y punzante
y fuese más despacio que nunca en nuestra vida.
He venido por eso:
para romper tu cráneo y llenarlo de mariposas,
para peinar tu pelo y ponerte una corona de flores
que no huela a podrido,
para que te dejes de hachazos
y enseñarte a sonreír sin que aprietes los dientes
como los muertos,
como los muertos  que ya están muertos,
como los muertos que estarán muertos después de mí,
o como un niño puro ante el conocimiento atroz.

...la oscura cárcel de una fantasía...


… vivo dentro de la oscura cárcel de una fantasía
con los huesos podridos de esperarte
pero quédate aquí,
no digas nada,
no invitaremos a nadie a nuestro carnaval,
nos quedaremos solos...

Desiderátum


Desiderátum.
Todo aquello que no significa perseguirte
continúa siendo una experiencia traumática,
y el jardín donde inventamos la nieve
se llena ahora de minutos de piedra.
Nada te aleja nunca de mi norte;
aunque tus brazos son de madera
llevo un crucifijo secreto en las manos
para darte cuando toda la luz desparece
porque dulce y suave es la oración
del silencio,
porque dulce y suave es el beso terrible que dejaste sobre mis labios.
Mírame,
mírame y mata la esperanza:
nadie nunca te amará tanto como yo,
aunque vivas cien años o cambies de rostro.
Mi silencio es esta tumba porque sólo tú me enseñas
a contemplar la muerte con otros ojos.

Tantos paisajes...


Tantos paisajes como kilómetros a través de la lluvia,
y sigues siendo todo cuanto existe
en este minuto frío
que acaricia la piel del agua si te vas,
y sólo cuando sonríes amo tu rostro en la ventana,
y sólo ante ti araño mis brazos en silencio
porque dentro de ellos eres la tierra prometida por donde pasa la muerte.

Te pareces al tiempo que hace en Asia...


Te pareces al tiempo que hace en Asia
porque eres el horizonte sutil en que sucede el invierno de mis días,
porque
hay en cada sombra
una línea de cristal que nos define
y porque habitas en el amanecer del tiempo
que da paso a la ternura,
Eres una edad antigua
que devora
una lluvia de poemas de alambre.
Te pareces al tiempo que hace en Asia
porque hay un enjambre
de voces que acuchilla el cielo más que los pájaros,
porque hay silencios rojos cuando todo se duerme
y palabras que esperan.

Escribir no es el acto reflejo de tu ausencia...


Escribir no es el acto reflejo de tu ausencia,
no es, no significa
dibujar sobre acuarela los motivos suficientes
para amarte a diario en las derrotas cotidianas
que uno sufre,
o comprender que las palabras no recuperan nunca la ternura
porque no te tienen a ti,
y que tampoco son lo que aparentan,
que sólo forman parte de un símbolo vacío
por más que uno se empeñe en lo contrario,
porque incluso las letras más bellas de la literatura
no cuentan los lunares de tu espalda al amanecer, ya sabes,
cuando te haces la dormida
y el silencio consiste en asumir la responsabilidad
de ser como somos y no de otra manera
o, dicho de otro modo,
en asumirnos, en quedarnos desnudos delante de un espejo
y mirarnos fijamente a la cara y repetir:
no es otro el que está dentro de nosotros
saltándose el guión,
alargando el tiempo las tardes que espera todavía
un horizonte más que razonable
sentado en una silla,
ante folios en blanco que representan
la forma de llegar
.
No.
Definitivamente los poemas
no son estrellas pequeñitas que nos salen a los poetas en los ojos,
ni tampoco manchas manifiestas de una realidad defectuosa
en la que el tiempo se sostiene
como lento devenir de alguna muerte
porque, y esto que quede entre tú y yo,
a estas alturas nadie ignora que todo va a desaparecer dentro de poco,
que el futuro inmediato del universo entero es recordarte de nuevo,
o que la literatura sólo sirve de excusa
para denunciar que el mundo hoy está equivocado
y que no es lunes día diez ni el principio de una semana cualquiera,
sino sábado 16 de abril,
o la fecha exacta de nuestro nacimiento.

Ignoro si...


Ignoro si esta es la primera canción
después de la última metáfora,
pero aquí empieza todo
y te mando la fotocopia de mis manos.

Debajo de la tristeza al sol...


Debajo de la tristeza al sol,
cuando me siento un perro que muerde
tu rostro y mordisque
mi calavera entre las flores,
te persigo despacio y aúllo al horizonte
porque no hay lugar ni dolor alguno que pueda saciarme.
sedecreM al revés yo he lamido tu nombre
en el espejo del tiempo qué será de nosotros ahora,
dime cuánto pesa tu primer hijo sin mí,
de quien es el monstruo que me tengo en la cabeza
y a cuánto asesinaste…
dime cuando vengas que todo será lento
y se hará dulce,  que se hará sobre tu pecho,
en el oscuro rincón donde te amo
cada día en soledad
debajo de la tristeza al sol de recordarte,
de haberte vencido por el inmenso hueco de la naturaleza…

Por si el tiempo...


Por
si el tiempo
en algún instante
decidiera
abrir la caja de Pandora,
debes saber
que he pasado
los años encerrado
en una burbuja de cristal,
y que mi objetivo
no ha sido otro que convertirme
en luciérnaga.

...ahora o dentro de cien años...


Ámame ahora o dentro de cien años
debajo de la tierra, aquí, en el reino donde mi corona
no es más que el elástico de tu tanga negro
y soy incluso menos que la muerte,
y no existo ni siquiera dentro de mi propio cadáver,
y no amo sino a todo lo que existe y no ha nacido todavía,
donde lo único que me separa de tu vientre es
el pensamiento de cogerte las manos y de vivir a tu lado
el resto de la eternidad.

Todas las palabras se van al cielo...


Todas las palabras se van hacia el cielo
y eres tú, y soy yo
ese rastro de nieve
que mata
el nombre de las cosas
que nos hacen felices,
y la lluvia le da la bienvenida
a la muerte
como yo te amo por el invierno.

Nada queda...


Nada queda,
como no queda infancia
en la penumbra de los versos que se mueren
cuando  me atrevo a recordarte
rodeado de espejos y te nombro,
atrapado en esta misma oscuridad
que me viene ahora por la espalda,
despacio,
como yo sin ti cuando me agarro a las estrellas
de tu vientre vencido.
Nada queda en este segundo
de mármol frío, virgen,
ancestral y punzante como la nieve
exacta de tu pelo.
Todo se ha vuelto humo.

Amo la sucesión continua...


Amo la sucesión continua de las noches
porque en ellas pienso en ti
desde hace millones de años
y soporto en silencio la maldición que me ata
el corazón a tu pelo de ángel.
No reconozco otra belleza
que la de sentirse miserable a tu lado para siempre
porque a tu lado soy la más poderosa de las criaturas y de las bestias.
Bendigo hasta el límite tu imaginación,
la tierra sagrada que hay bajo tu cuerpo,
y tus ojos de piedra.
Pertenezco a esa manada de hombres salvajes que
ponen tus palabras en medio de la nieve,
a ese ejército de animales antiguos que mastica el aire
y cuya existencia consumes desde lo más hermoso.

Cada quince minutos...

Porque cada quince minutos 
hay un incendio de luz al final del agua,
aquí, mientras dura el invierno,  cubro tu rostro
todos los domingos con una piel antigua
y celebro el universo constante de amapolas
que construyo, por ejemplo,
al verte florecer en actitud de triunfo por la espina dorsal de la vida
o cuando descubro la magnitud de tu ausencia
y mi sombra desdibuja tus perfiles.
Sé que soy más que el aire
pero menos que el instante de cristal que te recuerda
porque siempre  me sorprendes cuando escucho a lo lejos
un paisaje de violines de sal
que navega por la orilla de las palabras que se hunden entre mis dedos,
y que viajo por el océano
a bordo de un barco de papel en blanco
que naufraga
como hieren los poemas sin ti.
No te alejes nunca de mi norte;
no soy yo quien te convoca esta vez:
es el agua.
Es como si toda el agua del mundo te hubiera elegido
entre millones de recuerdos universales.