viernes, 9 de septiembre de 2011

Desiderátum


Desiderátum.
Todo aquello que no significa perseguirte
continúa siendo una experiencia traumática,
y el jardín donde inventamos la nieve
se llena ahora de minutos de piedra.
Nada te aleja nunca de mi norte;
aunque tus brazos son de madera
llevo un crucifijo secreto en las manos
para darte cuando toda la luz desparece
porque dulce y suave es la oración
del silencio,
porque dulce y suave es el beso terrible que dejaste sobre mis labios.
Mírame,
mírame y mata la esperanza:
nadie nunca te amará tanto como yo,
aunque vivas cien años o cambies de rostro.
Mi silencio es esta tumba porque sólo tú me enseñas
a contemplar la muerte con otros ojos.

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