viernes, 9 de septiembre de 2011

sangras como si fueras...


sangras como si fueras
la hija de una noche densa instantánea
copulada en alguna cicatriz
donde el amor es más negro incluso que tu paladar,
sangras como si dentro de tus brazos
 el universo estuviera a punto de quedarse sin estrella,
como si todo fuera áspero y punzante
y fuese más despacio que nunca en nuestra vida.
He venido por eso:
para romper tu cráneo y llenarlo de mariposas,
para peinar tu pelo y ponerte una corona de flores
que no huela a podrido,
para que te dejes de hachazos
y enseñarte a sonreír sin que aprietes los dientes
como los muertos,
como los muertos  que ya están muertos,
como los muertos que estarán muertos después de mí,
o como un niño puro ante el conocimiento atroz.

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